miércoles, 10 de diciembre de 2008

Quiero decir que la lluvia es la saliva de los besos que no hemos dado, de las enfermedades que no hemos curado. Cuan sabio es el silencio, y cuan ignorante es la idea. Me pregunto por qué no encontramos una forma sutil de entender el mundo y nos empecinamos en creer en la razón y su bondades a medias.

martes, 22 de julio de 2008

No puedo estar abatido, relaciono el poder con el sacrificio, hay que ofrendar al poderoso, como necesario requisito para subsistir. La existencia subyace en la ansiedad, fruto del anhelo de brillar, cuál estrella brilla más que la otra, en medio de su infinitud, me lo pregunto, y me pregunto si esta cuestión resulta relevante.

Entonces nuestra existencia debe vivir en otro referente que no sea la ansiedad que nos produce nuestro instinto, pero para partir hacia esta exploración requerimos aceptar el fracaso del racionalismo y debemos seguir nuestros instintos, pero principalmente el de conservación.

martes, 10 de junio de 2008

Ciudades

Amar, amar: "dónde oí esa palabra antes"... parafraseando a mi amigo desconocido Jorge González, confieso que amo a una ciudad, amo como sólo puede ser en lo imposible a esta reconstrucción de la racionalidad a este disfraz de las cloacas, la ciudad.

Extrañar el silencio de las calles en la noche, los ecos que construyen mi locura en la memoria, amar ese delirio es mi condena y es mi tiempo, siempre concluyo en el mar del tiempo siempre me restauro en la desembocadura que conlleva al tiempo.

Entonces no será amor sino nostalgia no será cariño sino hambre, el hambre que produce el no finiquitar la vida, no en el suicidio sino en la plenitud de las relaciones con los seres humanos y con la sociedad misma.

Tengo hambre y por eso amo a la ciudad. ¡Qué paradoja del absurdo! ¿Qué alimento buscaré allí?, ¿Qué amor encontraré en esta ramera, por no decir más, decir algo más exultante todavía.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Lo que más me fascina es la ciudad, su comportamiento solitario y de animal enfermizo, la desconfianza y el afán, en síntesis la ansiedad, la intranquilidad, la crisis. En la ciudad me convierto en un devorador de almas, de hálitos y de suspiros.